lunes, 10 de octubre de 2011

Larga espera

Habían pasado ya tres años desde aquel accidente y como si hubiese sido ayer yo me dirigía al hospital, camino allá no dejaba de pensar que sería de mi cuando ella despertara, es que ¿acaso sus recuerdos habrían desaparecido?, me temía que aquel día que llegase y abriera la puerta de la habitación, luego de que ella hubiese abierto por fin los ojos, no pudiese si quiera recordar mi nombre, poco a poco me daba cuenta que debía aceptarlo, era una posibilidad y algo de lo que todos estábamos seguros.
Al llegar allá mientras subía escalón por escalón sentía como me temblaban las piernas, no era cansancio, lo sabía, porque a eso se le sumo el palpitar acelerado de mi corazón y los escalos fríos que me ponían los pelos de punta. De pronto concluí << Miedo>> - efectivamente tenía miedo, no aceptaba la idea de vivir sin ella, después de estar esperando ya tres años a que por fin abriera sus ojos y me mirase como si nada hubiese pasado, amándome y yo a ella como el primer día, la idea de que no me recordase o que quizás no abriera más sus ojos, me causaba una angustia que nadie podía calmar. De pronto me halle parado frente a puerta que me mantenía a un paso de estar a su lado, tan rápido como aproxime mi brazo a la perilla lo retire y dije hacia mis adentros: ¿Tendré que entrar? ¿Sera realmente lo correcto? ¿Y si no me reconoce? ¿Si no abre más sus ojos? No podría vivir con eso. No me di ni cuenta cuando la puerta se encontraba cada vez más lejos de mí y como yo retrocedía con mi rostro inmóvil y sin dejar de cuestionar, de pensar en todo lo que podía pasar. De pronto me vi afuera de la clínica, me estaba marchando, para ya no volver.
Un Año más tarde me encontraba paseando por la playa, sin dejar de pensar en ella en ningún momento y anhelaba saber cómo estaba y que había sido de ella ¿habría muerto? , de solo pensarlo se me inundaron los ojos de lágrimas. Al levantar la mirada vi como una chica de cabellera larga y ondulada se acercaba, tenía una rostro tan familiar, piel pálida como la nieve y unos ojos claros, hermosos que solo había visto una vez, no cabía duda, era ella, no había mujer más hermosa que ella. Mano a mano venia junto a quien parecía su prometido, paso por mi lado y con dulzura y a su vez tristeza en su mirada , esbozó una sonrisa en mi dirección y siguió su camino … siguió su vida y jamás volví a saber de ella.