domingo, 28 de octubre de 2012

El fiel compañero.


¿Cómo empezó todo entre nosotros? Era una mala racha, las cosas en mi vida eran una mierda, pero tenía esperanzas de que quizás si dormía y despertaba. Al día siguiente, no seria más mi realidad, sino al contrario, habría sido un mal sueño.
Era algo de todos los días pensar que las cosas cambiarían, quizás lograría que él volviese y esto no seria más que una pesadilla.
Fue un día de tantos;  corriente, repulsivo e irreparable, donde te convertiste en mi fiel compañero.
Luego de haber pasado casi dos meses enteros de congojas casi insuperables, decidí adentrarme en “la nada” donde la salvación eras siempre tú; Mi fiel camarada. Es verdad, tu lealtad era única, la serenidad al tenerte en mi, era inexplicable, sin embargo, eras un demoledor sigiloso y sabía que a medida que el tiempo pasara me irías absorbiendo. Yo te iría absorbiendo como salvación a mis dilemas. ¿Es que acaso era una adicción sana? Si, era una adicción, pues te conviertes en el vicio de todo al que acompañas y en un momento de derrumbe eres sano para cualquiera.
Con él tiempo, aquellos días de desasosiego se perdieron, pero ya no había forma de que te marchases con ellos, habías sido imprescindible cada vez que él me destrozaba. No podía dejarte, no quería hacerlo.